Danzika de integración, “El otro soy yo”
Por: Nelly Nova
Asociación Proolímpica Distrital
La práctica constante de una disciplina deportiva, además de fortalecer el cuerpo y afianzar sus destrezas, en su disciplina y hábitos constructivos, también vigoriza el espíritu y si a esto le sumamos el arte como expresión espiritual y ejercicio estético, nos aproximamos a la experiencia de Danzika, que además de ser una filosofía de vida permitió un acercamiento entre un grupo de seres humanos, siendo estos sus principales protagonistas y el Instituto Distrital de Participación y Acción Comunal (IDPAC) posibilitó esta propuesta, que fue una iniciativa social, en la cual se realizaron ocho talleres de danza, para 30 personas con discapacidad física media y sus 30 acompañantes de la localidad de Kennedy, coordinado por la Asociación Proolímpica Distrital y el apoyo financiero de tres millones de pesos, por parte del IDPAC.
Esta iniciativa tiene como objetivo contrarrestar el aislamiento que padece una persona con discapacidad física media, pues la falta de programas recreodeportivos o culturales para este segmento de la población es grande, lo cual se convierte en una discriminación tácita y degenera en una falta de actividad física, con lo cual las personas en estas condiciones tienen más riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular o de desarrollar una diabetes de tipo II, obesidad, cáncer de colon, de próstata, de seno, hipertensión arterial, osteoporosis, depresión y hasta ansiedad. Todo esto es el producto de las actividades diarias, como ver televisión, estar frente a un computador mucho tiempo o simplemente la falta de actividad laboral, que no exige ningún esfuerzo físico y que aíslan a los individuos, ya que su desempeño no requiere del acompañamiento grupal, degenerando en falencias salud, deficiente calidad de vida y desintegración social.
A partir de este diagnóstico social se quiso realizar un proyecto novedoso para integrar a esta población al mundo de la danza. Surgió como una actividad probable, ya que se tenía un conocimiento previo de una escuela especializada en esta población ubicada en la Localidad de Chapinero.
Una vez cumplidos los estudios de viabilidad en con el IDPAC se abrió una convocatoria. Esta duró 15 días, se realizó con afiches y volantes ubicados estratégicamente dentro de la localidad, en la Juntas de Acción Comunal, iglesias, parques, establecimientos comerciales y puntos de encuentro ciudadano. Adicionalmente, se hizo una convocatoria telefónica, con bases de datos suministradas por consejeros locales de discapacidad.
El lugar escogido para realizar los talleres de Danzika (nombre que fusiona la danza y la actividad física,) fuel el Salón Comunal de barrio Glorieta de las Américas, debido a su estética y a la ubicación central dentro de Kennedy. En diciembre de 2010, se trabajó con la población objetivo en dos grupos, conformados por 15 personas con discapacidad física media y sus 15 acompañantes.
En los talleres el ambiente fue el mejor, tanto para los participantes como para el grupo ejecutor, la alegría se hacía presente en cada danza, lo cual se evidenciaba en los aplausos espontáneos que surgían al final de cada melodía. Se crearon lazos de amistad, que se tradujeron en abrazos y nostalgia al final del proceso y las firmes promesas de volver a participar en actividades futuras.
El estado físico y mental mejoró notablemente, muestra de ello, es la extroversión, a través de la danza, de personas que al comienzo del taller no se movían por miedo, pena o condiciones fisiológicas. La relajación fue un punto clave en la realización de los talleres, pues cuando la música se tomaba el lugar la concentración era absoluta, el baile no dejaba tiempo para pensar en cosas diferentes, eran dos horas de olvido de los problemas cotidianos, que se cerraban con una gran sonrisa en el rostro de quienes estaban en el recinto, el cansancio satisfactorio de la labor cumplida y el desparpajo final.
