La Perseverancia, epicentro cultural de la tradición
Durante el 9 y 10 de noviembre de 2024, el histórico barrio La Perseverancia, ubicado en el corazón de Bogotá, fue escenario del XXVI Festival del Maíz, la Chicha, la Vida y la Dicha. Este evento, impulsado por la autogestión comunitaria y respaldado por la Alcaldía Local de Santa Fe, busca rendir homenaje a las tradiciones culturales y fortalecer la identidad bogotana.
Un evento para la cultura y la ciudadanía
El festival se ha estado acompañado de actividades artísticas y culturales e invita a bogotanos y visitantes a disfrutar de una experiencia que combina gastronomía, historia y esparcimiento. La invitación es clara: hacer el “gasto” apoyando a los emprendedores locales, principalmente mujeres que han mantenido viva esta tradición durante más de dos décadas. Además, el evento promueve el consumo de productos autóctonos y resalta el valor cultural del maíz y la chicha.
El maíz: Una raíz cultural y simbólica
El maíz es más que un alimento; es un símbolo de vida, resistencia y comunidad en las culturas prehispánicas de América Latina. En la tradición andina, este grano milenario, originario de México, representaba un vínculo espiritual con la naturaleza y un eje central en las actividades cotidianas y ceremoniales. Su cultivo y consumo se extendieron desde Mesoamérica hasta los Andes, siendo un elemento esencial en las cocinas y rituales de pueblos como los muiscas en la sabana cundiboyacense.
Para los muiscas, el maíz no solo alimentaba cuerpos, sino también almas. Era transformado en alimentos como envueltos, tamales y arepas, además de bebidas como la chicha, que ocupaba un lugar central en sus ceremonias. Esta tradición fue interrumpida por la colonización española, que despojó a la bebida de su carácter sagrado y la estigmatizó como parte de su estrategia para borrar las culturas originarias.
La chicha: Una bebida de resistencia y conexión
En La Perseverancia, la chicha ha sido mucho más que una bebida: es un vínculo con el pasado y un motor de identidad comunitaria. Durante décadas, las tradicionales chicherías del barrio han sido puntos de encuentro social. Sin embargo, la bebida ha enfrentado numerosos intentos de erradicación, desde las persecuciones en el siglo XVIII hasta las estrictas regulaciones del siglo XX, cuando la naciente industria cervecera buscó desplazarla del mercado.
En los años 40, bajo el argumento de riesgos sanitarios, las autoridades ordenaron el cierre de chicherías en barrios populares como La Perseverancia, promoviendo el consumo de cerveza como alternativa. A pesar de ello, la comunidad resistió, manteniendo viva la producción artesanal y el consumo de chicha como un acto de afirmación cultural.
Una fiesta para los sentidos
El festival no solo celebra la chicha, sino también una amplia oferta gastronómica basada en el maíz. Platos como la gallina, el picado, las mazorcas y la carne asada, acompañados de esta bebida tradicional, deleitan a los asistentes. Además, el evento incluye música en vivo, presentaciones culturales y espacios de aprendizaje sobre la historia del maíz y su rol en las culturas andinas.
Un legado para las futuras generaciones
El XXVI Festival del Maíz, la Chicha, la Vida y la Dicha no es solo una celebración anual, sino también un esfuerzo por preservar y transmitir un legado cultural. La participación activa de la comunidad, especialmente de mujeres emprendedoras, es fundamental para garantizar la continuidad de estas tradiciones.
La Perseverancia se consolida como un epicentro cultural donde la memoria, la resistencia y la alegría se entrelazan. La invitación está abierta para acompañar en todos los años: disfrutar, aprender y apoyar un evento que celebra lo mejor de nuestra identidad nacional.