Se mueve el tren de la discapacidad en Fontibón y en el Distrito nuestra capacidad es su combustible.
Por: Graciela Ibáñez Raudal
En los años 90 en la localidad de Fontibón se empezó hablar de discapacidad. Las instituciones convocan a la población, a los lideres, lideresas, a los padres, a las instituciones, cada quien propone una solución a la problemática del momento. En en este contexto surgen organizaciones, proyectos y programas. Esto es una locomotora que genera un gran ruido, en la olvidada carrilera de nuestra localidad.
Se hacen reuniones, se nombran representantes de la población y de las instituciones; se crean reglamentos, manuales y la situación aparentemente empieza a cambiar.
Ante este panorama las personas con discapacidad, sus dolientes, familiares están cada vez más confundidos, pues mientras cada institución creía tener la solución precisa para resolver la problemática de las personas con discapacidad, encontramos que las necesidades son mayores y que se requieren más espacios para trabajar los temas que se relacionan con la esta población.
Por el Acuerdo 16 de 1994 del Concejo de Bogotá, crea un Consejo Distrital del Discapacitado, término felizmente superado; el cual es acogido en 1995 por el entonces Alcalde Mayor Antanas Mockus, en el Decreto 801. La comunidad inconforme se une y logra su modificación y surge así el Acuerdo 22 de 1999, en donde se reconoce la participación de representantes de cuatro discapacidades: física, mental, sorda y ciega, con voz y voto.
Siempre nos preguntamos por qué tanto esfuerzo y recursos destinados a este movimiento no producían efectos tangibles en las personas con discapacidad, pues bien, el problema era que las soluciones se daban a nivel individual, es decir para unos pocos y con enfoques desde las instituciones, así que cada quien cumplía su tarea y la peregrinación continuaba.
Los lobby, las presiones y posiblemente la incomodidad que generamos se consolidó en un acuerdo político local, que dio vida a los entonces comités de discapacidad local en las localidades de Fontibón y Chapinero, en 1999. En Fontibon se genera el Acuerdo 09 gestionado, por la Junta Administradora Local (JAL), de ese momento y por la comunidad, de esa forma se engancha el primer vagón a la locomotora de Fontibón donde se nombran cuatro representantes de la población con discapacidad. La locomotora se mueve y se mueve.
Posteriormente, surge el Acuerdo 137 de 2004, que modifica el Acuerdo 22 y crea el Sistema Distrital de atención integral a las personas con discapacidad, sin embargo, esto no es suficiente.
Después de ocho años de movimiento de todos los sectores, la Administración Distrital se compromete en un ejercicio de cualificación de la participación y fortalecimiento de los espacios de discusión, destacándose entre las diversas entidades el apoyo del Instituto Distrital de la Participación y Acción Comunal, (IDPAC) que da como resultado la formulación de la Política Pública de discapacidad para el Distrito Capital, Decreto 470 del 12 de octubre de 2007, cuyos propósitos son la inclusión social y la calidad de vida con dignidad de esta población, sus familias, cuidadores y cuidadoras.
La Política está enmarcada en un enfoque de derechos y en la participación efectiva de la ciudadanía, en las decisiones que se relacionan con el destino de la ciudad y de las localidades que lo conforman, posibilitando la articulación entre el nivel central y las 20 localidades.
A partir de este hecho formalizamos y democratizamos nuestra participación; ahora somos Consejos Locales de Discapacidad, tenemos seis representantes, con un periodo de cuatro años, quienes pertenecemos al Sistema Distrital de discapacidad, en el que también tenemos igual número de representantes, no obstante, la desventaja frente a las instituciones continúa.
El Consejo de Fontibón engancha un nuevo vagón a la locomotora, muchos pasajeros suben y bajan. A la fecha hemos realizado dos elecciones locales, en la primera no se completó los representantes de todas las discapacidades propuestos en la PPDD (sólo dos permanecieron todo el periodo), en la última elección se vincularon cinco, sólo falta el representante de las personas sordas.
En la actualidad los planes, proyectos y programas se articulan en Planes Operativos y éstos en Planes de Acción para lograr los objetivos de las dimensiones de la Política. Por supuesto tenemos mayor incidencia en diferentes procesos de veeduría como la rendición de cuentas y hacemos ejercicios participativos, y obtenemos información adecuada para finalizar con la territorialización que constituye el cogobierno de la población con las autoridades locales.
El ejercicio del Consejo es el nuevo vagón de nuestra locomotora que hoy se mueve con más fuerza, aunque a veces tiende a apagarse por falta de estímulos a la participación, pero seguro ya este tren no se quedará quieto, y su movimiento se siente en la Bogotá. Muestra de ello es el reconocimiento público a las personas que trabajan en el tema, como es el caso de la consejera María Stella Sabogal, quien en 2010 fue reconocida en la Noche de Gala como la mejor cuidadora.
Por supuesto este tren no sólo necesita más vagones, pues faltan muchos pasajeros, además necesitamos reconstruir sus vías para que ruede con facilidad, sin barreras y se suban todos los que son, hasta tomar el timón y fijar el rumbo con autonomía e independencia.
La población que antes era objeto de la intervención, hoy es sujeto de la participación, se organiza, ejerce control social, pide cuentas y transmite un acumulado histórico fundamental en la territorialización de la Política Pública, haciendo realidad el principio de “nada sobre nosotros, sin nosotros”.
Las instituciones, por su parte, son llamadas a establecer políticas de participación con equidad de oportunidades, convocatorias y licitaciones públicas para la población con discapacidad y sus organizaciones. El IDPAC, por ejemplo, lidera estos procesos en las convocatorias que realiza, como la de fortalecimiento a las organizaciones sociales que se llevó a cabo en 2010.
Muchas organizaciones participaron y nuestra localidad no se quedó atrás, Raudal fue seleccionado con su proyecto “El parque espacio de inclusión”, que promueve las relaciones entre vecinos en el barrio Modelia. El proyecto tuvo como fin el reconocimiento de la discapacidad en un ejercicio de ciudadanía para valorarse y establecer relaciones con los vecinos. Se realizaron varios talleres de sensibilización dirigido a la comunidad y se promovió una feria de productividad en la que participaron familias y personas con discapacidad de la localidad. La Junta de Acción Comunal del barrio fue determinante en su apoyo y participación.